Y es que por lo visto durante la niñez es cuando se aprende a reconocer caras y claro cuando nosotros éramos pequeños y ya ni te cuento cuando nuestros padres, por la calle no veíais ningún extranjero. Así que no hemos desarrollado la capacidad de distinguir rostros de personas de otra raza.
Pero claro, en otros países ocurre exactamente lo mismo, que ellos no están acostumbrados a distinguirnos, y por supuesto menos a distinguir entre un alemán, un inglés o un español.
En mi grupo de trabajo somos de muchísimas nacionalidades, pero casi todo asiáticos y ningún español. Así que cuando me han presentado a gente y se han aventurado a hablarme de mi nacionalidad, me han dicho de todo.
Entre mis favoritos:
- Salvador, ¿Eres rumano verdad?
- Salvador, se nota por tu acento que eres árabe, de Oriente Medio.
- Salvador, Ucraniano, ¿no?
:)))
Sobre todo, que no se enteren de tu verdadero origen...
ResponderEliminarPS A lo mejor me toca volver allá en un par de semanas. Con queso, por supuesto!
A ver si vas a ser mandingo, como el hijo de P-Tinto.
ResponderEliminarNo dan ni una por lo que veo!!
ResponderEliminarLo de que se nota que eres árabe... ummm, sin comentarios.