Si echáis de menos una ambiente más europeo, en la zona de Motomachi hay una colina con las casas que los expatriados, bien diplomáticos o bien comerciantes con posibles se construían a principios de siglo.
Es una zona de montaña muy agradable y puedes visitar las casas por dentro para cotillear cómo vivían los extranjeros ricos en Yokohama. Conservan muebles, fotyos y escritos de la época.
Otra opción es el jardín Sankeien, el más grande de Yokohama con 154.000 m2. Se lo construyó un magnate de la seda y hasta aquí se trajo edificios importantes de Kyoto y otras partes de Japón.
Como véis aquí los ricos no se liaban con modelos, conducían coches caros, compraban equipos de futbol o navegaban en yates.
Al sur de Yokohama, en la zona de Ofuna, a mitad de camino hacia Kamakura, podéis visitar esta estatua gigante de "Godess of Merci". En este lugar han traido piedras de Hiroshima y Nagashaki para que nunca se olvide esta atrocidad y que la gente rece por la paz.
Y muy cerquita de allí, con un autobús y un buen mapa puedes entrar en unas cuevas con esculturas en la roca talladas hace 7 siglos y encontrate completamente sólo, pues poca gente las conoce.
En total tienen un kilómetro y medio, aunque están abiertas sólo 400 metros. Algunas partes están derrumbadas por tantos terremotos que han sufrido.
En la zona e Kannai, puedes ir al Bar de Paco, "El Encanto" a tomarte una paella y una San Miguel.
Otro plan es ir a algún templo a ver si hay suerte y ves una boda japonesa.
Y depués despedir a los novios.
Siempre es un buen plan volver a Kamakura porque te quedará algo que ver.
Puedes ver el Buda Gigante con otros ojos.
E incluso entrar dentro.
O visitar más y más templos.
Todos ellos con sus jardines japoneses.
Puedes ir en busca de las huellas de Buda.
Y seguirlas hasta la playa de Kamakura.
Y también ver una cueva con tallas budistas. Sólo que en esta tienes que hacer cola porque si que la conoce la gente.
En fin, al final te pones a sumar y Yokohama no está tan mal. Pero si lo que quieres es más acción pues en menos de una hora estás en el centro de Tokio.
Estás muy guapo y feliz en el bar de Paco. Todo muy interesante. Es una pena que no me sirva para realizar un viaje a esos lares pero ya sabes que para mí son tierras muy lejanas. Un abrazo
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